viernes, 21 de noviembre de 2008

SUBIDO POR JESSICA FIGUERA Y LUIS CELIS DISEÑADOR
jueves 20 de noviembre de 2008

«Prefiero ser toro bravo a becerro de carne» "ENRIQUE PONCE"

Enrique Ponce, el 'schindler' de la Tauromaquia -33 toros indultados-, ha estoqueado 1.800 corridas. El 'minotauro de Chiva' -así lo esculpió Zabala de la Serna- lleva 18 años de matador y 16 en lo más alto. Forjado en valor y oro, torero de época, el maestro Ponce habla, y entra en la leyenda del toreo enseñando su prodigiosa técnica, mientras su ángel de la guarda, Paloma brava, mira al hombre y al torero que ama.
¿De qué pasta está hecho?
Para ponerse ante un toro hay que tener mucho valor. Y no se aprende, nace con el torero.
¿Late el miedo sobre la arena?
Yo lo tengo, pero no sólo al toro, sino a muchas cosas: a que no salga bien la tarde, a que no te acoples, a que te sientas incomprendido, al viento...
- Para el diestro literario Vargas Llosa es usted un torero clásico...
Es un orgullo para la gente del toro que a un genio como él le gusten los toros, disfrute y los enarbole como su bandera.
¿En qué cree un torero?
La religión es muy importante para mí. Cuando toreo monto una capilla, que ahora es una 'catedral', en la habitación del hotel. Tardo una hora por las estampas y vírgenes que desbordan mi maleta. Es una ofrenda a Dios y a todas las Vírgenes y Cristos que llevo. Pero no veo la religión como una superstición. No creo que Jesús, la Virgen o Dios te castiguen; Dios no castiga nunca, porque si Dios nos quiere y te ama, ¿cómo te va a castigar? La creencia se lleva en el corazón.
¿Existe la 'gloria de morir en la plaza'?
Esa es una frase hecha. Nadie quiere morir, y menos en la plaza. Joselito el Gallo y Juan Belmonte tenían una rivalidad muy grande, y cuando Joselito muere en la plaza, Belmonte espeta: «Ahora sí me ha ganado la pelea». Luego, Valle-Inclán le dijo a Belmonte que para ser el más grande de todos sólo le faltaba morir en la arena. Y él contestó: «Se hará lo que se pueda». En aquella época había un romanticismo muy grande.
Pecados capitales
¿El rival es el toro?
Lo ves como un colaborador, bueno o malo, que te va a ayudar a triunfar.
¿Y Ponce es el torero a batir?
En principio llegas con la yerba en la boca y vas mordiendo por ahí, y luego eres el torero a batir: todo el mundo te ataca, se te mira con lupa y ante cualquier resbalón te cortan la cabeza. El momento más difícil es mantenerte en esa situación de figura del toreo para llegar al lugar en el que me encuentro y en donde tu rival eres tú.
¿La envidia es un pecado capital en la plaza?
No se envidia lo que tienes, sino lo que eres. Se envidia mucho más la felicidad que el dinero. Yo me siento más querido que envidiado. Se me valoran los años que llevo en el toreo.
¿Se plantea el final?
Sí.
¿Para que su mujer no sufra?
En estos momentos mi mujer es lo primordial, mi familia. Les veo ya con ganas de que lo deje. Si me vieran que voy aperreado a lo mejor no me permitían ni salir de casa. Me planteo la retirada pronta, pero pienso en mi temporada. Y si Dios quiere que sea final feliz.
¿Se olvida de su yo para la lidia?
Hay momentos que sí, en una faena te abandonas y ahí es donde surge la magia. Como decía Belmonte, hay que olvidarse del cuerpo para torear bien.
De reencarnarse en un animal, ¿en quién lo haría?
En toro bravo. Yo prefiero ser toro bravo a becerro de carne, a mimosín.
¿Y entre toro bravo y torero?En torero, porque la grandeza del torero es superior al toro, aunque el toro es el animal que más admiramos los toreros. Pero, claro, es un animal, y yo prefiero ser animal racional a animal irracional.
El diestro piensa en la retirada porque ve a su familia «con ganas de que lo deje», aunque se define como un envidiado por ser «feliz en la plaza» desde hace 18 años.

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